En México no existe ninguna normatividad que obligue a la industria a especificar si sus alimentos contienen dióxido de titanio. Ante ello, Productos Abadi se preocupa por ofrecer alimentos que no dañen a sus consumidores finales y al medio ambiente.
El dióxido de titanio es un aditivo muy utilizado, un pigmento de color blanco que se utiliza para dar color a todo tipo de productos, sobre todo, alimentos, cosméticos y medicamentos. Pruebas científicas lo relacionan con daños en el organismo.
Algunos de los alimentos que contienen esta sustancia son:
● Grageas, chicles y pastillas para la tos y por extensión en los comprimidos con una superficie blanca y lisa.
● Medicamentos comprimidos que tienen recubrimientos suaves.
● Dulces, chocolates y galletas.
● Queso y salsas ligeras.
● Suplementos dietéticos, como pastillas de magnesio o calcio.
● Pastas dentales, protectores solares y otros cosméticos, las diminutas partículas de dióxido de titanio en los bloqueadores sirven como filtros de protección de luz mineral que reflejan la radiación UV para que no dañen la piel.
● Pintura de óleo y pinturas de pared blanca.
● Otros productos como plásticos y textiles.
¿Cuáles son los riesgos del dióxido de titanio para la salud?
Las nanopartículas de dióxido de titanio son, desde hace algunos años, sospechosas de provocar ciertas alergias respiratorias, asma, bronquitis, rinitis, disturbios cardiovasculares e incluso cáncer. El personal que manipula, durante la fabricación de productos, polvo de dióxido de titanio, está directamente expuesto a riesgos respiratorios. Las partículas se acumulan en el organismo y no consigue eliminarlas.
Algunas pruebas han demostrado que el dióxido de titanio, en forma de nanopartículas podría tener una actividad proinflamatoria en los pulmones y el peritoneo. Asimismo, otros estudios realizados por los fabricantes de BIO, las nanopartículas de dióxido de titanio se quedan en la capa superficial de la epidermis y puede llegar a afectar las pieles sensibles.
Productos Abadi – Otras consecuencias de consumir dióxido de titanio
Un estudio dirigido por el doctor Gerhard Rogler, gastroenterólogo del Hospital Universitario de Múnich, fue el primero en analizar el potencial cancerígeno del dióxido de titanio cuando se ingiere por vía oral. Los investigadores encontraron que esta sustancia es absorbida a través del intestino y entra en el torrente sanguíneo.
La ingesta regular de dióxido de titanio conlleva a un mayor riesgo de procesos intestinales inflamatorios crónicos, una mayor permeabilidad intestinal y riesgo de cáncer de colon. También puede favorecer las enfermedades autoinmunes, según el estudio.
Ante esto, Productos Abadi recomienda evitar los alimentos que contienen dióxido de titanio, como los alimentos ultra procesados, que no se encuentran entre los alimentos más saludables.